Dosificación
Paroxetina se administra por vía oral.Las dosis usuales para adultos son: depresión: dosis inicial:20mg 1 vez al día, de preferencia en la mañana. Dependiendo de la respuesta clínica y tolerancia, se puede incrementar la dosis en 10mg diarios a intervalos de a lo menos 1 semana y no sobrepasando los 50mg diarios. Trastornos obsesivos compulsivos: dosis inicial:20mg 1 vez al día, de preferencia en la mañana. Dependiendo de la respuesta clínica y tolerancia, se puede incrementar la dosis en 10mg diarios a intervalos de a lo menos 1 semana y no sobrepasando los 60mg diarios. La dosis recomendada es de 40mg diarios. Trastornos de pánico: dosis inicial:10mg 1 vez al día, dependiendo de la respuesta clínica y tolerancia, se puede incrementar la dosis en 10mg diarios, esperando a lo menos 1 semana antes de hacer un nuevo incremento y no sobrepasando la dosis máxima diaria de 60mg. La dosis recomendada es de 40mg diarios. En pacientes debilitados o que presenten insuficiencia renal y/o hepática severas, debe comenzarse el tratamiento con 10mg/día y no sobrepasar un máximo de 40mg/día para todas las indicaciones. Tratamiento de la fobia social:la dosis recomendada es de 10mg al día. Los pacientes que no respondan a una dosis de 10mg pueden beneficiarse de un aumento de la dosis en incrementos de 10mg a intervalos de 1 semana, hasta un máximo de 60mg diarios.
Reacciones Adversas
Los efectos adversos de paroxetina son generalmente suaves y pasajeros, con dependencia de la dosis para los más comunes y con evidencia de adaptación a algunos de ellos con la continuación de la terapia. Los siguientes efectos secundarios, de presentarse, requieren de atención médica: agitación, mialgia, miastenia, miopatía, palpitaciones, rash cutáneo, sangrado anormal o trastornos de la coagulación como la aparición de manchas rojas o púrpuras en la piel, síntomas extrapiramidales incluyendo aquinesia o hipoquinesia, distonía y disartria, hiponatremia, manía o hipermanía, síndrome serotoninérgico. El síndrome serotoninérgico, cuando se presenta, es más probable que ocurra dentro de pocas horas o días luego de un aumento de dosis o de la adición de otro agente serotoninérgico al tratamiento. Este puede incluir arritmia cardíaca, coma, coagulación intravascular diseminada, hipertensión o hipotensión, insuficiencia renal, insuficiencia respiratoria, convulsiones o hipertermia severa. Los siguientes efectos adversos o secundarios requieren de atención médica sólo si no desaparecen con el curso de la terapia o si son demasiado molestos: astenia, constipación, diarrea, mareos, somnolencia, sequedad de la boca, dolor de cabeza, aumento de sudoración, insomnio, náuseas, disfunción sexual, especialmente trastornos eyaculatorios o anorgasmia, tremor, cambio de frecuencia urinaria o retención urinaria, vómitos, ansiedad o nerviosismo, visión borrosa, disminución de la libido, cambio de apetito, parestesia, cambios en el sentido del sabor, ganancia o pérdida de peso. Los siguientes efectos adversos pueden presentarse luego de discontinuar el tratamiento y requieren atención médica: agitación, confusión o inquietud, diarrea, mareos, vértigo o aturdimiento, dolor de cabeza, aumento de sudoración, insomnio, trastornos visuales tipo migrañosos, mialgia, naúseas o vómito, rinorrea, tremor, cansancio o debilidad excesiva. Los síntomas de discontinuación, cuando ocurren, generalmente comienzan entre 1 a 4 días después de suspender el tratamiento; sin embargo, éstos pueden presentarse en forma inmediata e incluso cuando se suspende el tratamiento en forma escalonada. No obstante, muchos de estos efectos son suaves y transitorios, aunque algunos pacientes los pueden experimentar en forma más severa.
Precauciones
Durante la fase de premarketing, la hipomanía o manía ocurrió en un 1% de los pacientes unipolares tratados con paroxetina en comparación con un 0,3% de los pacientes tratados con placebo. Al igual que con cualquier antidepresivo, la paroxetina debe administrarse con precaución en pacientes con historia de manía. Además durante esta fase, un 0,1% de los pacientes tratados con paroxetina experimentaron convulsiones, porcentaje similar al asociado con otros antidepresivos. La paroxetina deberá administrarse con precaución en pacientes con historia de convulsiones. La posibilidad de intento de suicidio es inherente a la depresión y puede persistir hasta que ocurra una significativa remisión. La terapia deberá supervisarse estrictamente en pacientes de alto riesgo. La administración de paroxetina deberá comenzarse con la dosis mínima necesaria para evitar sobredosificación. En ciertos casos puede presentarse hiponatremia, la cual aparentemente es reversible al discontinuar el tratamiento. Este efecto adverso es más frecuente en pacientes de edad avanzada en terapia con diuréticos. Existen algunos reportes de ocurrencia de sangramientos anormales (principalmente equimosis y púrpura) asociado al tratamiento con paroxetina, lo cual podría estar relacionado con una depleción de la serotonina plaquetaria y consecuentemente un deterioro de la agregación plaquetaria. Como la paroxetina puede provocar mareos o somnolencia, precaución en pacientes que conduzcan vehículos o manejen maquinaria que requiera concentración. Embarazo y lactancia:la seguridad de paroxetina en el embarazo humano no ha sido establecida, por lo que no debe utilizarse durante en ese período. Debido a que la paroxetina se distribuye en la leche materna en concentraciones similares a las encontradas en el plasma, no se recomienda su administración durante la lactancia, a menos que los beneficios compensen los posibles riesgos.