Composición
Cada ml de CIDOTEN* Solución Oral para gotas contiene 0,5 mg de betametasona, un derivado sintético de la prednisolona. Ingredientes inactivos: Propilenglicol, solución de Sorbitol, Sacarosa, Edetato disódico, Acido Cítrico anhidro, Fosfato de Sodio dibásico anhidro, Benzoato de Sodio, Sabor a crema de Chocolate, Sabor Concentrado Naranja Natural, Agua purificada.
Presentación
Estuches por 30 mL.
Indicaciones
CIDOTEN* Solución Oral para gotas está indicado para el tratamiento de varias enfermedades endócrinas, osteomusculares, del colágeno, dermatológicas, alérgicas, oftálmicas, respiratorias, hematológicas, y neoplásicas, con respuesta conocida al tratamiento corticosteroide. Usos: Trastornos endócrinos: Insuficiencia corticosuprarrenal primaria o secundaria (junto con mineralocorticosteroides, si se aplican); hiperplasia suprarrenal congénita; tiroiditis no supurante, e hipercalcemia asociada con cáncer. Trastornos osteomusculares: Como tratamiento coadyuvante para administración a corto plazo (para apoyar al paciente a sobreponerse a un episodio agudo o una exacerbación) en casos de artritis psoriática; artritis reumatoidea (ciertos casos pueden necesitar tratamiento de mantenimiento a dosis bajas); espondilitis anquilosante; bursitis aguda y subaguda; tenosinovitis no específica aguda; artritis gotosa; fiebre reumática aguda y sinovitis. Enfermedades del colágeno: Durante una exacerbación o como tratamiento de mantenimiento en ciertos casos de lupus eritematoso sistémico, carditis reumática aguda, escleroderma y dermatomiositis. Enfermedades dermatológicas: Pénfigo; dermatitis ampollar herpetiforme; eritema multiforme severo (síndrome de Stevens-Johnson); dermatitis exfoliativa; micosis fungoides; psoriasis grave; eccema alérgico (dermatitis crónica), y urticaria. Estados alérgicos: Control de afecciones alérgicas severas o incapacitantes, refractarias a intentos adecuados de tratamiento convencional, como rinitis alérgica estacional o perenne, pólipos nasales, asma bronquial (incluso estado asmático), dermatitis por contacto, dermatitis atópica (neurodermatitis), reacciones farmacológicas y del suero. Enfermedades oftálmicas: Procesos alérgicos e inflamatorios severos, agudos y crónicos que afectan los ojos y sus estructuras, como conjuntivitis alérgica, queratitis, úlceras marginales corneales alérgicas, herpes zóster oftálmico, iritis e iridociclitis, coriorretinitis, inflamación del segmento anterior, uveítis posterior difusa y coroiditis, neuritis óptica y oftalmia simpática; retinitis central; neuritis retrobulbar. Enfermedades respiratorias: Sarcoidosis sintomática; síndrome de Loeffler que no puede tratarse por otros medios; beriliosis; tuberculosis pulmonar fulminante o diseminada cuando se acompaña concurrentemente de quimioterapia antituberculosa apropiada; enfisema pulmonar; fibrosis pulmonar. Trastornos hemáticos: Trombocitopenia idiopática y secundaria en adultos; anemia hemolítica adquirida (autoinmune); eritroblastopenia (anemia eritrocítica), y anemia hipoplásica (eritroide) congénita; reacciones de transfusión. Enfermedades neoplásicas: Para el tratamiento paliativo de leucemias y linfomas en adultos y de leucemia aguda en niños.
Dosificación
Los requisitos posológicos son variables y deben individualizarse en base a la enfermedad específica, su severidad y la respuesta del paciente. La dosis inicial de CIDOTEN* Solución Oral para gotas puede variar de 0,25 a 8 mg por día, dependiendo de la enfermedad específica que se esté tratando. En situaciones de menor severidad generalmente serán satisfactorias las dosis bajas mientras que en ciertos pacientes puede ser necesario recurrir a dosis iniciales mayores. La dosis inicial debe mantenerse o ajustarse hasta observarse una respuesta satisfactoria. Si después de un período razonable no ocurriese una respuesta clínica satisfactoria, CIDOTEN* Solución Oral para gotas deben suspenderse y el paciente transferirse a otro tratamiento apropiado. La posología pediátrica oral inicial usual varía de 17,5 a 250 mcg (0,017 a 0,25 mg) por kg de peso corporal por día, o 0,5 mg a 7,5 mg por metro cuadrado de superficie corporal por día. Las posologías para lactantes y niños deben ser gobernadas por las mismas consideraciones que en los adultos, más bien que adhiriéndose estrictamente a las proporciones indicadas por la edad o el peso corporal. Cuando se observa una respuesta favorable, debe determinarse la dosis apropiada de mantenimiento reduciendo la posología inicial en valores pequeños a intervalos apropiados hasta alcanzar la dosis menor que mantenga una respuesta clínica adecuada. Si ocurriese un período de remisión espontánea en una afección crónica, el tratamiento debe suspenderse. La exposición del paciente a situaciones causantes de estrés no relacionadas con la enfermedad bajo tratamiento, puede necesitar un aumento en la posología de CIDOTEN* Solución Oral para gotas. Si el fármaco se va a suspender después de tratamiento prolongado, la posología debe reducirse gradualmente. A continuación se dan las recomendaciones posológicas para varias patologías: Artritis reumatoidea y otros trastornos reumáticos: Se sugiere una dosis diaria inicial de 1 a 2,5 mg hasta lograr una respuesta satisfactoria, generalmente a los tres o cuatro días o durante un período de siete días. Aunque generalmente no se necesitan dosis mayores, puede recurrirse a las mismas para lograr la respuesta inicial deseada. Si no se obtiene respuesta dentro de los siete días, el diagnóstico debe volverse a examinar. Al obtenerse una respuesta favorable, la dosis debe reducirse en 0,25 mg cada dos o tres días hasta determinarse la dosis de mantenimiento apropiada, normalmente de 0,5 a 1,5 mg diarios. En el tratamiento de ataques agudos de gota, la administración debe continuarse solamente durante unos pocos días después que desaparezcan los síntomas. El tratamiento corticosteroide en pacientes con artritis reumatoidea no afecta la necesidad de recurrir a medidas coadyuvantes cuando esté indicado. Fiebre reumática aguda: La dosis diaria inicial es de 6 a 8 mg. Cuando se logra el control adecuado, la dosis diaria total se reduce en 0,25 a 0,5 mg diariamente hasta alcanzar un nivel de mantenimiento satisfactorio. El tratamiento se mantiene a este nivel durante cuatro a ocho semanas o más. Una vez que se suspende el tratamiento, éste debe reinstituirse si ocurre reactivación de la enfermedad. Bursitis: Inicialmente se recomienda administrar 1 a 2,5 mg diariamente en dosis divididas. Normalmente se observa una respuesta clínica satisfactoria en dos a tres días, después de lo cual la dosis se reduce gradualmente durante los siguientes días y posteriormente se suspende. Ordinariamente sólo se necesita un curso relativamente corto de tratamiento. Cuando ocurre recurrencia está indicado instituir un segundo curso terapéutico. Estado asmático: Puede ser necesario administrar de 3,5 a 4,5 mg diariamente durante uno o dos días para combatir el ataque. Posteriormente, la dosis se reduce en 0,25 a 0,5 mg en días alternos hasta alcanzarse el nivel de mantenimiento o suspenderse el tratamiento. Asma refractaria crónica: Normalmente se comienza administrando 3,5 mg por día (algunas veces puede necesitarse más) hasta obtener una respuesta satisfactoria o hasta haber transcurrido un período arbitrario de siete días. Posteriormente, la dosis se reduce en 0,25 a 0,5 mg por día hasta llegar a un nivel de mantenimiento satisfactorio. Enfisema o fibrosis pulmonar: El tratamiento normalmente comienza con 2 a 3,5 mg diariamente, en dosis divididas, durante varios días hasta observarse una mejoría satisfactoria. La dosis diaria se reduce entonces en 0,5 mg cada dos o tres días hasta lograr un nivel de mantenimiento satisfactorio, generalmente entre 1 y 2,5 mg. Fiebre del heno (polenosis) refractaria: El tratamiento debe dirigirse hacia el alivio sintomático adecuado durante la estación de mayor concentración de polen. En el primer día debe administrarse una posología de 1,5 a 2,5 mg, en dosis divididas, y luego la dosis diaria total debe disminuirse en 0,5 mg por día hasta que los síntomas recurran. A continuación, la posología debe ajustarse y mantenerse a este nivel ajustado durante la estación de mayor concentración de polen (ordinariamente no más de 10 a 14 días) y suspenderse posteriormente. CIDOTEN* Solución Oral para gotas se intentan para suplementar otro tratamiento antialérgico apropiado, solamente cuando se necesiten. Lupus eritematoso diseminado: Un tratamiento inicial generalmente adecuado es 1 a 1,5 mg, administrados tres veces diarias durante varios días, aunque a veces se necesitan dosis mayores para obtener una respuesta satisfactoria. La dosis se reduce entonces gradualmente hasta determinarse una posología adecuada para el mantenimiento (normalmente de 1,5 a 3 mg por día). Afecciones dermatológicas: La dosis inicial varía de 2,5 a 4,5 mg por día hasta lograr un control satisfactorio, después de lo cual las dosis diarias se reducen en 0,25 a 0,5 mg cada dos o tres días hasta determinarse una posología de mantenimiento satisfactoria. En trastornos autolimitantes y a corto plazo, el tratamiento normalmente puede suspenderse sin recurrencia después que el proceso se ha mantenido bajo control durante varios días. En el caso de afecciones que necesiten períodos prolongados de tratamiento, los programas posológicos varían. Se aconseja que los médicos consulten la literatura actual para examinar los detalles de programas terapéuticos utilizados para estos trastornos. Enfermedad ocular inflamatoria (del segmento posterior): El tratamiento inicial es de 2,5 a 4,5 mg diarios en dosis divididas hasta obtenerse un control satisfactorio, o durante un período arbitrario de siete días, el que sea más corto. La dosis se reduce entonces en 0,5 mg diarios hasta llegar a un nivel de mantenimiento para los trastornos crónicos que necesiten tratamiento continuo. En las afecciones normalmente autolimitantes o agudas, el tratamiento se suspende después de un intervalo apropiado. Síndrome adrenogenital: La administración debe individualizarse y ajustarse para mantener una concentración urinaria de 17-cetosteroides dentro de los límites normales, siendo generalmente eficaz una posología de 1 a 1,5 mg diarios, en dosis divididas. Posología una vez al día: Para conveniencia del paciente y para asegurar un cumplimiento mejor con la administración, la dosis diaria total de mantenimiento puede administrarse una vez diaria, a la mañana temprano. Tratamiento en días alternos: Este corticosteroide no se recomienda para administración en días alternos porque la betametasona tiene una vida media biológica prolongada (36 a 54 horas) asociada con efectos depresores del eje HPS. Si se necesita la administración oral a largo plazo para el tratamiento de enfermedades, se debe considerar un régimen de administración en días alternos con un adrenocorticosteroide de acción intermedia (como prednisona, prednisolona o metilprednisolona).
Contraindicaciones
CIDOTEN* Solución Oral para gotas están contraindicadas en pacientes con infecciones fungales sistémicas, en los que presentan reacciones de sensibilidad a la betametasona, a otros corticosteroides o a cualquier componente de este producto.
Reacciones Adversas
Las reacciones adversas de CIDOTEN* Solución Oral para gotas, que han sido las mismas que se comunicaron para otros corticosteroides, se relacionan con la posología y la duración del tratamiento. Normalmente estas reacciones pueden revertirse o reducirse al mínimo reduciendo la posología; esto generalmente es preferible a la suspensión del tratamiento farmacológico. Trastornos de líquidos y electrólitos: Retención de sodio, pérdida de potasio, alcalosis hipocalémica; retención de líquidos; insuficiencia cardíaca congestiva en pacientes sensibles; hipertensión. Osteomusculares: Debilidad muscular, miopatía corticosteroide, pérdida de masa muscular; progresión de síntomas miasténicos en la miastenia grave; osteoporosis; fracturas vertebrales por compresión; necrosis aséptica de las cabezas femorales y humerales; fractura patológica de los huesos largos; ruptura de tendones. Gastrointestinales: Ulceras pépticas con posibilidad de perforación subsiguiente y hemorragia; pancreatitis, distensión abdominal; esofagitis ulcerante, hipo. Dermatológicas: Menoscabo de la cicatrización de heridas, atrofia cutánea, piel frágil fina; petequias y equimosis; eritema facial; aumento de la sudoración; reacciones deprimidas a las pruebas cutáneas; reacciones como dermatitis alérgica, urticaria, edema angioneurótico. Neurológicas: Convulsiones; aumento de la presión intracraneal con papiledema (pseudotumor cerebral) usualmente después del tratamiento; vértigo, cefalea. Endócrinas: Irregularidades menstruales; desarrollo de estado cushingoide; depresión del crecimiento intrauterino fetal o de la niñez; falta de respuesta corticosuprarrenal y pituitaria secundaria, particularmente en épocas de estrés, como en casos de traumatismos, cirugía o enfermedad; reducción de la tolerancia a los carbohidratos, manifestaciones de diabetes mellitus latente, aumento de las necesidades de insulina o de agentes hipoglucémicos orales en pacientes diabéticos. Oftálmicas: Cataratas subcapsulares posteriores; aumento de la presión intraocular, glaucoma; exoftalmo. Metabólicas: Equilibrio nitrogenado negativo debido a catabolismo proteico. Psiquiátricas: Euforia, cambios del humor; depresión severa a manifestaciones francamente psicóticas; cambios en la personalidad; hiperirritabilidad; insomnio. Otras: Reacciones anafilactoides o de hipersensibilidad así como reacciones hipotensivas o similares al shock.
Precauciones
Puede ser necesario ajustar la posología en presencia de remisión o exacerbación de la patología, ante la respuesta individual del paciente al tratamiento y ante la exposición del paciente a estrés emocional o físico, como en el caso de infección grave, cirugía o traumatismos. Puede ser necesario mantener la vigilancia hasta durante un año después de suspender el tratamiento corticosteroide a largo plazo o con dosis elevadas. Los corticosteroides pueden enmascarar algunos signos de infección pudiendo desarrollarse nuevas infecciones durante su uso. Cuando se usan corticosteroides, puede ocurrir una reducción de la resistencia e incapacidad para localizar la infección. El uso prolongado de corticosteroides puede causar cataratas subcapsulares posteriores (especialmente en niños), y glaucoma con posible lesión de los nervios ópticos, pudiendo también fomentar las infecciones oculares secundarias causadas por hongos o virus. Las dosis normales y altas de corticosteroides pueden elevar la presión arterial, aumentar la retención de sal y agua y la excreción de potasio. Es menos probable que estos efectos ocurran con los derivados sintéticos, excepto cuando se usan a dosis elevadas. Pueden considerarse la restricción dietética de sal y la suplementación de potasio. Todos los corticosteroides aumentan la excreción de calcio. Los pacientes que estén recibiendo tratamiento corticosteroide no deben vacunarse contra la viruela. No deben emprenderse otros procedimientos de inmunización en pacientes que reciben corticosteroides, especialmente a dosis elevadas, debido a los posibles peligros de complicaciones neurológicas y falta de respuesta de anticuerpos.Sin embargo, se pueden emprender procedimientos inmunizantes en pacientes que reciben corticosteroides como tratamiento de reemplazo, por ejemplo en el caso de la enfermedad de Addison. Debe advertirse a los pacientes que reciben dosis inmunodepresoras de corticosteroides que eviten quedar expuestos a la varicela o al sarampión y, si han sido expuestos, que busquen consejo médico. Esto tiene importancia especial en los niños. El tratamiento corticosteroide en pacientes con tuberculosis activa debe restringirse a los casos de tuberculosis fulminante o diseminada en que el corticosteroide se usa para el manejo junto con un régimen antituberculoso apropiado. Si los corticosteroides están indicados en pacientes con tuberculosis latente o reactividad a la tuberculina, es necesario observarlos estrechamente ya que puede ocurrir reactivación de la enfermedad. Durante el tratamiento corticosteroide prolongado, los pacientes deben recibir quimioprofilaxis. Si se usa rifampicina en un programa quimioprofiláctico, debe tenerse en cuenta su efecto realzante de la depuración metabólica hepática de los corticosteroides; puede ser necesario ajustar la posología del corticosteroide. Debe usarse la dosis más baja posible de corticosteroide para controlar la afección que se esté tratando; cuando sea posible reducir la posología, esta reducción debe realizarse gradualmente. El retiro demasiado rápido de corticosteroides puede inducir insuficiencia corticosuprarrenal secundaria, la que puede reducirse al mínimo mediante una reducción gradual de la posología. Tal insuficiencia relativa puede persistir durante meses después de suspenderse el tratamiento; por consiguiente, si ocurriese estrés durante ese período, debe reinstituirse la corticoterapia. Si el paciente ya está recibiendo corticosteroides, puede ser necesario aumentar la posología. Como puede estar afectada la secreción de mineralocorticoides, debe administrarse sal y/o un mineralocorticosteroide concomitantemente. El efecto corticosteroide aumenta en pacientes con hipotiroidismo o con cirrosis. Se aconseja el uso cauteloso de corticosteroides en pacientes con herpes simple ocular debido a la posibilidad de perforación corneal. Con la corticoterapia pueden desarrollarse trastornos psíquicos. La inestabilidad emocional o tendencias psicóticas existentes pueden ser agravadas por los corticosteroides. Los corticosteroides deben usarse con cautela en:colitis ulcerante no específica, si hay una probabilidad de perforación inminente, absceso u otra infección piógena; diverticulitis; anastomosis intestinales recientes; úlcera péptica activa o latente; insuficiencia renal; hipertensión; osteoporosis, y miastenia grave. Como las complicaciones del tratamiento con glucocorticosteroides dependen de la posología, el tamaño y la duración del tratamiento, se debe tomar una decisión en base a los riesgos y beneficios en el caso de cada paciente. Como la administración de corticosteroides puede trastornar las tasas de crecimiento e inhibir la producción endógena de corticosteroides en lactantes y niños, el crecimiento y desarrollo de los pacientes que reciben tratamiento prolongado debe vigilarse cuidadosamente. Los corticosteroides pueden alterar la motilidad y número de espermatozoides en algunos pacientes.
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