Reacciones Adversas
Algunos de los eventos enumerados a continuación son reversibles y/o responden a la reducción de la dosis. Los eventos adversos observados entre los pacientes que recibieron PROGRAF incluyen, en orden de frecuencia decreciente:temblor, cefalea, infecciones, parestesias, alteraciones de la función renal, hipertensión arterial e hiperglucemia. La relación causal de estos eventos con la droga no ha sido esclarecida. Existe evidencia de que los pacientes con un trasplante, particularmente aquellos con disfunción hepática, tienen un alto riesgo de desarrollar síntomas neurológicos severos, incluso antes de recibir medicación inmunosupresora. El uso concomitante de medicaciones potencialmente neurotóxicas (p. ej., ganciclovir) y las infecciones del SNC son factores que pueden contribuir a la aparición de síntomas neurológicos. Como con toda terapia inmunosupresora, en los pacientes tratados con PROGRAF aumenta la susceptibilidad de adquirir infecciones virales, bacterianas, micóticas y/o parasitarias tanto localizadas como generalizadas. Asimismo, las infecciones preexistentes pueden agravarse. Sin embargo, existe evidencia de que la terapia basada en PROGRAF se asocia con una menor incidencia de infecciones por citomegalovirus que la terapia inmunosupresora estándar basada en ciclosporina. Con frecuencia puede presentarse disfunción renal leve, siendo poco frecuente la insuficiencia renal severa. Se han reportado casos aislados de síndrome urémico hemolítico y necrosis renal tubular. Ocasionalmente, en orden de frecuencia decreciente, se han registrado casos de diarrea, elevación de las concentraciones de creatinina plasmática, insomnio, diabetes mellitus, dolor torácico y náuseas. Se han observado también trastornos sensoriales y del SNC, que incluyen agitación, ansiedad y labilidad emocional, confusión, depresión y euforia, anormalidades en el sueño y en el pensamiento, somnolencia, mareos, disminución de los reflejos, migraña, convulsión, mialgias, neuropatías, ambliopía, cataratas, fotofobia, sordera y tinnitus. Estos eventos pueden presentarse individualmente o combinados. Eventos adversos psiquiátricos han sido registrados con una incidencia comparable a la observada con el tratamiento basado en ciclosporina. Se han informado alteraciones hematológicas y bioquímicas como acidosis, anemia, trastornos de coagulación, trombocitopenia, leucocitosis, leucopenia, pancitopenia, hiperpotasemia e hipopotasemia, hiperuricemia, disminuciones en los niveles de calcio, magnesio, fosfato, sodio en sangre. Asimismo, se han observado aumento de las enzimas hepáticas, ictericia e incremento de la uremia. También se han registrado trastornos gastrointestinales (constipación, dispepsia, vómitos con deshidratación, modificaciones del peso y del apetito, hemorragia gastrointestinal), respiratorios (asma, disnea, derrame pleural), cutáneos (alopecia, hirsutismo, prurito, rash cutáneo y sudoración) y cardiovasculares (cambios electrocardiográficos y taquicardia). Se ha informado además miocardiopatía hipertrófica particularmente en niños. También se registraron casos de artralgias, astenia, decaimiento general, fiebre, ginecomastia, hipertonía y espasmos, calambres en las piernas, dolor localizado, edema periférico, vasodilatación y shock. En casos aislados se han registrado alcalosis, reacciones alérgicas, anemia aplásica, carcinoma, cardiomegalia, infarto cerebral, colitis, coma, ceguera cortical, diplopía, encefalopatía, neumonía eosinofílica, necrólisis epidérmica tóxica (síndrome de Lyell), glaucoma, hemorragia, alucinaciones, paro cardíaco, insuficiencia cardíaca, hepatomegalia, hipercolesterolemia, cetosis, daño hepático, linfadenopatía, linfomas, reacciones maníacas, meningitis, miastenia, mioclonus, nistagmo, edema, pancreatitis, parálisis, peritonitis, psicosis, alcalosis respiratoria, trastornos del ritmo cardíaco, neoplasias cutáneas, trastornos del habla, esplenomegalia, síndrome de Stevens-Johnson, úlcera gástrica, síncope, tromboflebitis, trombosis, púrpura trombocitopénica trombótica y vasculitis.
Precauciones
El tratamiento con PROGRAF requiere un cuidadoso control mediante el empleo de unidades equipadas y provistas de recursos médicos y de laboratorio entre otros. La prescripción de la droga y las modificaciones en la terapia inmunosupresora deberán ser realizadas exclusivamente por médicos con experiencia en este tipo de terapias y en el control de pacientes trasplantados. Se recomienda el inicio de la administración oral de PROGRAF de manera precoz. En algunos pacientes con trasplante hepático se comenzó el tratamiento directamente por la vía oral, administrando el contenido de la cápsula diluido en agua a través de una sonda nasogástrica. Deben realizarse controles seriados de las concentraciones de la droga durante el período temprano postrasplante y en forma posterior a cada ajuste de la dosis en el período terapéutico de mantenimiento, a cada uno de los cambios en el régimen inmunosupresor y al inicio de la administración concomitante de otras drogas que pueden modificar las concentraciones sanguíneas de PROGRAF (ver Interacciones). La frecuencia de estos controles debe establecerse según las condiciones del paciente. Dada la prolongada vida media de PROGRAF no son necesarias las mediciones diarias de niveles sanguíneos de la droga. La comparación de las concentraciones entre la bibliografía publicada y las concentraciones de los pacientes debe realizarse cuidadosamente teniendo amplios conocimientos de los métodos de ensayo empleados, puesto que existen diferentes ensayos para medir las concentraciones de tacrolimus en sangre y plasma. PROGRAF no debe administrarse en asociación con ciclosporina, ya que puede aumentar la vida media de esta última y favorecer la producción de efectos tóxicos (p. ej., nefrotóxicos) por acción sinérgica y/o aditiva. Por tal motivo PROGRAF o la ciclosporina deben ser suspendidos por lo menos 24 horas previas al inicio del tratamiento con la otra droga. Antes de la administración de PROGRAF se recomienda controlar los niveles de ciclosporina en sangre. El momento oportuno para iniciar el tratamiento con PROGRAF debe basarse en los niveles de ciclosporina en sangre y en las condiciones clínicas del paciente. La administración de PROGRAF puede retrasarse en presencia de niveles elevados de ciclosporina, por ejemplo en pacientes con insuficiencia renal. Asimismo, después del cambio de drogas debe continuarse con el control de los niveles de ciclosporina ya que la depuración de la ciclosporina puede estar alterada. PROGRAF puede producir nefrotoxicidad y neurotoxicidad cuando es administrado en altas dosis. En pacientes con trasplante hepático la nefrotoxicidad se ha observado hasta en el 40% de los pacientes que recibieron la droga. Ello se evidenció de manera temprana posterior al trasplante por elevaciones de la creatinina plasmática y disminución de la diuresis. Los pacientes con insuficiencia renal deben ser vigilados dado que pueden requerir una disminución de la dosis. En los pacientes que persisten con elevaciones de la creatinina plasmática y no responden a los ajustes de las dosis deberá considerarse la posibilidad de cambiar el tipo de terapia inmunosupresora. La administración de tacrolimus y otras drogas nefrotóxicas debe realizarse con cautela. En dos estudios clínicos en pacientes con trasplante renal se reportaron manifestaciones de neurotoxicidad en aproximadamente el 55% de los casos. Estas incluyeron temblor, cefalea, alteraciones en la función motora y sensorial y en el estado mental. El temblor y la cefalea se asociaron con concentraciones sanguíneas elevadas de tacrolimus y respondieron a los ajustes posológicos. El coma y el delirio también se asociaron con este estado. Convulsiones se observaron tanto en adultos como en niños. Ante evidencias de neurotoxicidad se recomienda controlar al paciente; si la intensidad es severa o empeora durante el curso del tratamiento, debe considerarse el ajuste posológico del régimen inmunosupresor. En investigaciones clínicas se ha informado hiperpotasemia leve a severa entre el 10 y 44% de los pacientes tratados con tacrolimus por trasplante hepático. La aparición de este trastorno puede requerir tratamiento. Durante los primeros meses posteriores al trasplante debe realizarse el control de los siguientes parámetros: presión arterial, ECG, estado visual, niveles de glucosa en sangre, electrolitos (particularmente potasio), creatinina, uremia, diuresis, parámetros hematológicos, pruebas de coagulación y pruebas de funcionamiento hepático y renal. En caso de observar cambios clínicamente relevantes debe considerarse el ajuste de la dosis del inmunosupresor. Durante el tratamiento con tacrolimus se ha informado miocardiopatía hipertrófica en pacientes con concentraciones constantes en sangre mayores que 25ng/ml, siendo por lo general reversible al reducir la dosis o al suspender la droga. La mayoría de los casos informados han sido de niños de 5 años o menores. Los factores que pueden contribuir sobre el riesgo de padecerla incluyen la preexistencia de una enfermedad cardíaca, hipertensión arterial, sobrecarga hídrica, el uso de corticoides y disfunción hepática y/o renal. Se recomienda el control de la función cardiovascular mediante ecocardiografía; en caso de aparición de anormalidades debe considerarse la posibilidad de una reducción de la dosis o la suspensión del tratamiento con PROGRAF. Se han informado trastornos linfoproliferativos asociados con el virus Epstein-Barr (EBv) en pacientes inmunosuprimidos por trasplantes de órganos. Los riesgos para estos trastornos parecen mayores en los niños inmunosuprimidos o que luego de un tratamiento inmunosupresor prolongado con otros agentes cambiaron por PROGRAF. Ello se debe a que se encuentran con riesgo aumentado de presentar infección por el virus Epstein-Barr. Dado que la sobreinmunosupresión del sistema inmunológico puede incrementar la susceptibilidad a infecciones PROGRAF no debería asociarse con otro agente inmunosupresor con excepción de corticosteroides. Los pacientes que han cambiado por la terapia de rescate con PROGRAF no deben recibir concomitantemente tratamiento antilinfocítico. Se ha informado que niños muy pequeños ( < 2 años) EBv seronegativos tienen un riesgo mayor de desarrollar trastornos linfoproliferativos. Por tal motivo, en este grupo de pacientes debe determinarse el perfil serológico para el EBv previo al tratamiento con tacrolimus. Los pacientes que presenten trastornos visuales y/o neurológicos deben evitar conducir vehículos u operar maquinarias peligrosas.