Dosificación
Los esquemas posológicos que se exponen a continuación son solamente a título indicativo, ya que la dosis de Cidimus debe ser adaptada a las necesidades de cada paciente, en función de los resultados obtenidos en el monitoreo de las concentraciones de Cidimus en sangre. En general, Cidimus es administrado conjuntamente con corticoides u otros inmunosupresores. Inmunosupresión primaria en individuos receptores de injertos alogénicos de hígado: Dosis oral inicial:0,10-0,20 mg/kg/día administrada en dos tomas (cada 12 horas). Inmunosupresión primaria en individuos receptores de trasplantes alogénicos de riñón: Dosis oral inicial:0,15-0,30 mg/kg/día en dos tomas. Rechazo de injertos alogénicos resistentes a los regímenes inmunosupresores convencionales:Injertos alogénicos de hígado o riñón. Comenzar el tratamiento con la dosis inicial de Cidimus recomendada para la inmunosupresión primaria para el órgano correspondiente. Tratamiento de la enfermedad injerto vs.Huésped post-trasplante de médula ósea: Dosis oral:0,30 mg/kg/día administrados en dos tomas. Ancianos:La experiencia con ancianos es limitada. Actualmente no se tiene evidencia disponible que indique que las dosis deben ser modificadas en este grupo de pacientes. Niños:Los pacientes pediátricos sin insuficiencia renal o hepática preexistente han requerido y tolerado dosis mayores a la de los adultos para alcanzar concentraciones plasmáticas semejantes. Por lo tanto, en estos pacientes se recomienda iniciar el tratamiento oral con las dosis máximas recomendadas para adultos: 0,3 mg/kg/día por vía oral.
Precauciones
Durante el período inicial del postrasplante se debe realizar un control rutinario de los siguientes parámetros:presión sanguínea, electrocardiograma, estado neurológico y visual, niveles de glucosa en sangre en ayunas, niveles de electrólitos (en particular de potasio), pruebas de funcionalidad hepática y renal, parámetros hematológicos, valores de coagulación y determinación de proteínas en plasma. En caso de que se observen variaciones clínicamente significativas, debe considerarse un ajuste del régimen inmunosupresor. Se han observado errores de medicación que incluyen el cambio involuntario, no intencionado o no supervisado entre las formulaciones de tacrolimus de liberación inmediata o de liberación prolongada. Esto ha conducido a acontecimientos adversos graves entre los que se incluye el rechazo del injerto u otras reacciones adversas que podrían ser consecuencia de una baja exposición o bien de una sobreexposición a tacrolimus. Se debe mantener a los pacientes con una única formulación de tacrolimus y con la posología diaria correspondiente. Las modificaciones de la formulación o de la posología únicamente se producirán bajo una estrecha supervisión de un especialista en trasplantes. Cuando se toma tacrolimus se deben evitar los preparados de herbolario que contengan Hierba de San Juan (Hypericum perforatum)u otros preparados de herbolario debido al riesgo de interacciones que provocan una disminución de las concentraciones sanguíneas de tacrolimus y un menor efecto clínico de tacrolimus. Dado que los niveles sanguíneos de tacrolimus pueden cambiar significativamente durante los episodios de diarrea, cuando esto ocurra se recomienda una monitorización adicional de las concentraciones de tacrolimus. Debe evitarse la administración concomitante de ciclosporina y tacrolimus y se deberá tener precaución cuando se administra tacrolimus en pacientes que han recibido previamente ciclosporina. En raras ocasiones se ha observado hipertrofia ventricular o hipertrofia septal, descritas como cardiomiopatías. En la mayor parte de los casos han sido reversibles y han ocurrido principalmente en niños con concentraciones valle de tacrolimus en sangre mucho más elevadas que los niveles máximos recomendados. Se ha observado que otros factores (patología cardíaca previa, uso de corticosteroides, hipertensión, disfunción renal o hepática, infecciones, sobrecarga de líquidos o edema) aumentan el riesgo de estas condiciones clínicas. Así, los pacientes de alto riesgo, en particular, los niños pequeños y aquellos que reciben un tratamiento inmunosupresor importante deben ser controlados utilizando procedimientos tales como ecocardiografía o ECG antes y después del trasplante (p. ej. inicialmente, a los tres meses y, posteriormente, a los 9 - 12 meses). En caso de que se observaran alteraciones, debe evaluarse una reducción de la dosis de tacrolimus o el cambio de tratamiento a otro agente inmunosupresor. Tacrolimus puede prolongar el intervalo QT, sin embargo, actualmente no existe evidencia sustancial que demuestre que causa taquicardia ventricular (torsade de pointes).Debe tenerse precaución en pacientes en los que se ha diagnosticado o se sospecha que padecen el síndrome congénito de intervalo QT prolongado. En algunos pacientes tratados con tacrolimus se ha observado que desarrollan trastornos linfoproliferativos asociados con el virus Epstein Barr (VEB). Los pacientes que cambian al tratamiento con tacrolimus no deben recibir un tratamiento antilinfocítico concomitante. Se ha informado de que los niños muy pequeños (< 2 años), seronegativos para el VEB-VCA, tienen un mayor riesgo de desarrollar linfoproliferación. Por este motivo, en este grupo de pacientes debe evaluarse la serología para el VEB-VCA antes de iniciar el tratamiento con tacrolimus. Durante el tratamiento, se recomienda una vigilancia cuidadosa con PCR-VEB. Un resultado positivo de PCR-VEB puede persistir durante meses, y, por lo tanto, no es indicativo per se de enfermedad linfoproliferativa o linfoma. Se ha notificado que pacientes tratados con tacrolimus han desarrollado el síndrome de encefalopatía posterior reversible (SEPR). Cuando los pacientes tratados con tacrolimus presenten síntomas que indican SEPR (p. ej. dolor de cabeza, alteración del estado mental, convulsiones o alteraciones visuales) se debe llevar a cabo un procedimiento radiológico (p. ej. RMN). Si se diagnostica SEPR, se aconseja un control adecuado de la presión sanguínea y la suspensión inmediata del tacrolimus sistémico. La mayoría de los pacientes se recupera de forma completa una vez adoptadas las medidas adecuadas. Los pacientes en tratamiento con medicamentos inmunosupresores, incluyendo Cidimus 0,5 mg, cápsulas, Cidimus, 1 mg, Cidimus, 5 mg, cápsulas presentan un mayor riesgo de sufrir infecciones oportunistas (bacterianas, fúngicas, víricas y protozoarias). Entre estas se encuentran la nefropatía asociada a virus BK y la leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP) asociada a virus JC. Con frecuencia, estas infecciones están asociadas a una elevada carga inmunosupresora total y pueden provocar situaciones graves o potencialmente mortales que los médicos deberán considerar en el diagnóstico diferencial de los pacientes inmunodeprimidos que presentan una función renal deteriorada o síntomas neurológicos.Se han informado casos de aplasia eritrocitaria pura (PRCA) en pacientes tratados con tacrolimus. Todos los pacientes informaron factores de riesgo para PRCA, como infección por parvovirus B19, enfermedad subyacente o medicación concomitante a PRCA. Al igual que con otros agentes inmunosupresores, el riesgo potencial de alteraciones malignas de la piel obliga a minimizar la exposición a la luz solar y a los rayos UV utilizando ropa protectora adecuada y empleando una crema protectora con un elevado factor de protección.